Ibiza lo tiene todo con respecto a acomodación.

Antes incluso de reservar los vuelos, la mayoría de visitantes ya tienen una idea de qué esperar de su campamento base, ya sean encantadores hoteles boutique, lujosos resorts en las colinas, económicos hostales, villas privadas o incluso hoteles en los que calentar motores para la inevitable salida nocturna.

Entre toda esta oferta también tenemos joyas que suben el listón de calidad al compararse con las opciones anteriormente descritas, lugares de encanto que acogen a visitantes amantes del agroturismo o ecoturismo.

Ambos están conectados, tienen en común una gran conexión con la naturaleza, a pesar de sus diferencias. Con respecto al primero, la clave está en la misma nomenclatura, a menudo está mucho más dirigido a actividades agriculturales, los participantes se albergan en una granja para disfrutar de vírgenes paisajes naturales. En el segundo, la clave es respetar la naturaleza, colaborar activamente para conservar y preservar el entorno y comprender mejor las necesidades de los habitantes locales para ayudar a mejorar su calidad de vida. 

El crecimiento en este segmento de mercado para este tipo de turismo tan especial está en auge, es muy positivo ver cómo nos preocupamos cada día más por nuestro entorno. Somos cada vez más conscientes del impacto individual que tenemos sobre nuestro planeta, tanto positivo como negativo, y mejorarlo conlleva cambios cruciales en nuestro estilo de vida y evolución como visitantes.

Cualquiera que tenga la capacidad de leer los titulares de la prensa ibicenca un poco más allá de las fechas de las aperturas de las discotecas, y los participantes en las mismas, puede ver claramente la creciente preocupación sobre el medio ambiente de la isla, especialmente en los últimos años, en los que el número de visitantes ha crecido a límites antes impensables. La Isla Blanca posee una riqueza natural única. Ibiza es impresionante, a la vez que pequeña, 572 km²  para ser exactos. El consumo hidráulico, la congestión de las carreteras, la polución y las emisiones de carbono son las mayores preocupaciones que se han resaltado.

En la última década, han aparecido en Ibiza cada vez más hoteles basados en granjas, ofreciendo un amplio abanico de posibilidades a una forma diferente de turismo balear. Hacer hueco para respirar entre las zonas rurales de la isla para disfrutar de los frutos de esta zona a la vez que se promueve un tipo de turismo sostenible debería ser una prioridad en la lista vacacional de todos.

Una estancia en el Hotel Rural Can Pujolet Ibiza, un acogedor retiro situado en una granja al norte de la isla es una experiencia única y auténtica ideal para los agroturistas y los ecoturistas. El hotel en sí es una casa tradicional ibicenca construida a mediados del siglo XVIII rodeada de un agradecido campo virgen. Los árboles frutales decoran la granja que rodea la finca, proporcionando la mayoría de la fruta de la que disfrutarás en Can Pujolet, y su jardín de vegetales ibicencos contribuye al delicioso menú de productos orgánicos que solo Can Pujolet puede ofrecer.

Tras pasear por los bosques de Es Amunts, superando la impresionante línea costera, o ascendiendo por Camp Bell, la segunda montaña más alta de Ibiza, para disfrutar de vistas panorámicas de toda la isla, serás recompensado con un refrescante baño en la piscina del jardín. De agua cristalina gracias al uso de sal en lugar de agresivos productos químicos.

Apreciarás la salinidad y la sensación de conexión con la naturaleza.